¿Cómo hace una persona para anteponerse a una situación adversa ante la mirada de millones de personas, con las estadísticas en contra, y un adversario intratable?
Evidentemente todo está en la cabeza. Cada gran campeón tiene su forma de entenderlo, pero todos se basan en las mismas premisas. ¿Te interesa profundizar? Te recomiendo el libro “El Juego Interior del Tenis” de W. Timothy Gallwey.
En el libro se aborda la importancia de la mente y la actitud en el tenis. El autor nos introduce en el fascinante mundo del tenis desde una perspectiva diferente, enfocándose en el aspecto psicológico y emocional del juego.
En sus páginas, Gallwey nos enseña que el verdadero enemigo del tenista no es su oponente, sino su propia mente. A menudo, nos dejamos llevar por pensamientos negativos, dudas y temores que nos impiden jugar nuestro mejor tenis. El autor nos insta a ser conscientes de estos pensamientos y a aprender a controlarlos para mejorar nuestro rendimiento.
El libro nos introduce al concepto de “el yo interior” y “el yo exterior”. El yo exterior es el que se ocupa de la técnica, los movimientos físicos y las estrategias de juego. Sin embargo, Gallwey sostiene que el verdadero potencial del jugador se encuentra en el yo interior, que es la parte de nosotros que es capaz de mantener la calma, concentrarse y tomar decisiones acertadas bajo presión.
A lo largo del libro, Gallwey nos proporciona herramientas prácticas para desarrollar nuestro yo interior. Nos anima a ser conscientes de nuestros pensamientos y emociones durante el juego, a observar nuestros patrones de pensamiento y a reemplazar los pensamientos negativos por afirmaciones positivas.
Una de las técnicas más importantes que el autor presenta es el “no juicio”. Nos insta a dejar de lado la crítica constante y a simplemente observar nuestras acciones y resultados sin juzgarlos. Al hacerlo, somos capaces de jugar de manera más libre y sin miedo a cometer errores.
Además nos anima a disfrutar del proceso y a estar presentes en el momento. A menudo, nos preocupamos demasiado por los resultados y nos olvidamos de disfrutar del juego en sí mismo. Gallwey nos recuerda que el tenis es un deporte divertido y nos insta a recuperar esa sensación de juego infantil y espontáneo.
No podemos negar que en el tenis español nos estamos acostumbrando a unas mentes prodigiosas. Que sea por muchos años, porque además nos inspiran y nos hacen comprender el poder que tienen nuestros pensamientos.
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