No sabes cómo ha pasado… pero lo sabes.
Tu hijo antes te buscaba, ahora te esquiva.
Antes discutíais… ahora te grita.
Y, aunque lo justifiques por dentro, hay una verdad que empieza a doler más de lo que quisieras admitir: te da miedo tu propio hijo.
Sé que no es fácil decirlo.
Ni siquiera pensarlo.
Pero es lo que siento cada vez que una madre o un padre llega a consulta y me dice en voz baja: «Cristina, no sé qué está pasando en mi casa… pero ya no puedo más.»
Y es que no hablamos de violencia con todas las letras. Todavía no.
No hay puñetazos. No hay denuncias.
Pero hay tensión, gritos, desprecio, amenazas veladas.
Y hay algo peor: el silencio.
Ese que se instala en casa cuando el amor y el miedo empiezan a vivir juntos en el mismo espacio.
¿Qué está pasando con mi hijo?
Muchas familias que me escriben o me llaman comienzan igual:
“No creo que esto sea violencia, Cristina. Pero a veces siento que me tiene atrapada. Y me duele.”
Si te estás haciendo esta pregunta, no es casualidad que estés aquí.
– Tu hijo te falta al respeto constantemente.
– Sientes que caminas con cuidado para no hacerle enfadar.
– Le justificas… pero por dentro sabes que algo no va bien.
– Y aunque nadie lo sabe, estás empezando a tener miedo.
No eres una mala madre.
No eres un mal padre.
Eres alguien que ha hecho lo mejor que ha sabido, pero que necesita herramientas nuevas para una etapa nueva.
¿Es esto violencia filio-parental?
Probablemente aún no lo llamas así.
Ni siquiera te gusta pensarlo en esos términos.
Y lo entiendo. Yo misma he conocido cientos de casos en los que la violencia filio-parental (VFP) no empezaba con una agresión, sino con un grito.
Con una mirada desafiante.
Con una amenaza que parecía “una tontería”.
Pero no lo es.
La VFP no siempre aparece como un estallido.
A veces se cuela poco a poco en casa… y cuando nos damos cuenta, ya no sabemos cómo recuperar el control.
El amor no debería doler
Este es el mensaje que más repito en mis sesiones y formaciones.
Porque muchas madres y padres viven con culpa y vergüenza esta situación.
Se sienten responsables. Creen que han fallado.
Y eso no solo no ayuda, sino que perpetúa el problema.
No se trata de buscar culpables.
Se trata de mirar con claridad lo que está pasando, y empezar a dar pequeños pasos para volver al lugar que os corresponde.
7 pasos para recuperar vuestro lugar como padres
He preparado una guía básica gratuita que ya ha ayudado a muchas familias como la tuya. Se titula: “¿Cómo afrontar el miedo a tu propio hijo?”
Y en ella comparto los 7 pasos que recomiendo a quienes están viviendo este tipo de situaciones en casa.
Aquí te los adelanto, sin desarrollarlos, para que te resuenen y decidas si es el momento de dar un primer paso:
1 .- Deja de justificar lo injustificable
2.- No estáis solo/a. Pide ayuda
3.- Tu dolor también importa
4.- La firmeza no se improvisa: se entrena
5.- No se discute: se resiste con calma
6.- El cambio empieza por tí
7.- Sí hay salida
Cada uno de estos puntos está explicado con claridad y ejemplos en la guía.
Y lo más importante: están pensados para que podáis aplicarlos desde hoy, incluso si sentís que no tenéis fuerzas.
Si estás leyendo esto, ya has dado el primer paso
Lo digo de corazón: no estás solo. No estás sola.
He acompañado a muchas familias a salir del túnel.
Y siempre empiezo con lo mismo: mirar lo que está pasando sin juicio, con valentía, y con ganas de cambiar.
Te invito a descargar la guía gratuita y empezar ese camino conmigo.
📥 Haz clic aquí para descargarla ahora
Porque sí: mereces paz en casa
Y tu hijo también.
Porque detrás de cada grito, muchas veces hay un sufrimiento sin nombre.
Pero tú no puedes ayudarle si tú estás al límite.
Empezamos por ti.
Porque cuando tú recuperas tu lugar, todo empieza a colocarse.
Con cariño, Cristina López
(Educadora social y experta en intervención familiar)
¿Tienes dudas?
Pues te contamos todos los detalles que necesites. Escríbenos por cualquiera de estos medios y te responderemos rápido. Si nos llamas y no te podemos atender en ese momento, te devolvemos la llamada en cuanto podamos.